El cuerpo humano es un reflejo de nuestras experiencias emocionales, y la ansiedad deja huellas que a menudo pasan desapercibidas.
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No siempre se manifiesta de manera evidente, pero sus efectos se imprimen en la piel, en las uñas, en el cabello.
 
Pequeñas marcas, casi imperceptibles, que revelan una lucha silenciosa.A través de la fotografía microscópica, esta serie visual amplifica esas señales invisibles, transformando lo cotidiano en un testimonio tangible de la relación entre la mente y el cuerpo.
 
Cada imagen es una exploración de lo que la ansiedad deja tras de sí, de cómo se materializa en lo orgánico, de los rastros que muchas veces ignoramos o normalizamos.
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Esta obra invita a una mirada más profunda, a detenernos en los detalles que el ojo no capta a simple vista, pero que contienen una historia. Nos confronta con la fragilidad del cuerpo y su capacidad de adaptación, con la tensión entre lo que intentamos ocultar y lo que, inevitablemente, se revela.
 
Si el cuerpo tiene su propio lenguaje para expresar lo que sentimos, ¿somos realmente capaces de escucharlo?